Guardamar del Segura, Alicante.
Paseando por la playa de Babilonia te encuentras con estas viviendas medio derruidas. Me recuerda a una ciudad perdida del pasado esperando a ser devorada por el mar. Lo malo es que corres el peligro de que te caiga alguna cornisa o una teja porque los propietarios ya no se molestan en reformarlas; la ley de Costas ha sentenciado su final. Pero mientras dura el litigio y las casitas se caen a pedazos, el bar Valentí (que suena a valiente) y el restaurante Jaime, reforman y acondicionan sus negocios cada nueva temporada de vacaciones. Arroces, cañitas y turistas entre las ruinas.
Paseando por la playa de Babilonia te encuentras con estas viviendas medio derruidas. Me recuerda a una ciudad perdida del pasado esperando a ser devorada por el mar. Lo malo es que corres el peligro de que te caiga alguna cornisa o una teja porque los propietarios ya no se molestan en reformarlas; la ley de Costas ha sentenciado su final. Pero mientras dura el litigio y las casitas se caen a pedazos, el bar Valentí (que suena a valiente) y el restaurante Jaime, reforman y acondicionan sus negocios cada nueva temporada de vacaciones. Arroces, cañitas y turistas entre las ruinas.